Querido
Juan Carlos:
Me
he animado a escribirte esta carta tras algunos días en los que he escuchado
muchos comentarios y críticas sobre nuestros actuares. Sobre el tuyo como
Director de la Subdirección de Asuntos LGBT y sobre el mío como ciudadano y
columnista.
Creo
que vale la pena que incentivemos una discusión más abierta y democrática sobre
nuestros papeles en la sociedad colombiana, sin necesidad de señalarnos como
“enemigo número 1” o como personas incompetentes, pues reconozco que ninguno de
los dos somos lo uno o lo otro.
Cuando
me animé a escribir mi columna, encontré que estaba rompiendo un silencio entre
activistas y personas comprometidas con la causa LGBT. Este podía deberse a que
muchas de las personas que tradicionalmente tuvieron una voz crítica, habían
decidido irse a trabajar contigo o con la Dirección de Diversidad Sexual o
con otras instancias del Estado.
Evidentemente, uno no puede ser juez y parte y por ello silenciaron sus
disidencias. En otros casos he visto que personas jóvenes no cuentan con las
herramientas o los espacios para plantear sus críticas, o simplemente, como
sucede en nuestro país, no sienten que sea necesario.
Mi
conciencia como defensor de derechos humanos, unida a mi desinterés en
vincularme con instituciones públicas, me mantiene en una posición de análisis
sobre los procesos de la política pública. De otro lado, entre conversaciones,
diálogos y debates como muchas personas, en especial con las personas Trans, me
dan una perspectiva que escapa a las discusiones políticamente correctas que
definen la vinculación laboral o contractual o los contratos por algún tipo de
servicio con la Sub LGBT, en algunas personas.
Mi
apuesta es porque profundicemos la democracia, porque fortalezcamos nuestra
participación, porque sobrevivamos los embates del cambio de administración
distrital, los cuales no prometen ser muy afines a nuestras luchas. Y eso,
querido Juan, lo lograremos cuando nuestras apuestas políticas y personales
trasciendan lo que estamos haciendo aquí y ahora, y logremos que, con disidencias
y compromisos, nos sintamos incluidos todos y todas.
Querido
Juan:
Admiro
tu capacidad para asumir el reto de administrar una institución tan grande y
compleja como lo es la Subdirección. El presupuesto de tres mil millones que es
el más pequeño de la Secretaría de Integración Social, pero el más grande que
hemos tenido en toda la historia de República en Colombia y en el ámbito
distrital hasta el momento, es un reto de ejecución enorme, el cual implica
decisiones complejas y que dan un reto sin precedentes igualmente.
Con
ese sentido, los aportes que se hagan sobre esa ejecución son muy importantes.
No es posible comprender toda la complejidad de adoptar las mejores medidas
para las personas, pues nuestros mecanismos de participación política y la
cultura política que hemos construido como colombianos y colombianas no son los
mejores. Por ello, escuchar más y más voces, con la humildad que debe
caracterizar a un funcionario público comprometido, como eres tu, es una
herramienta fundamental.
Comprendo
igualmente que las presiones y el estrés de ejecutar este presupuesto, dar
resultados y mantener buenas relaciones con los diferentes grupos de presión
que hay alrededor tuyo, deben ser exagerados. Sin embargo, el aceptar el reto
de administrar y dirigir este reto traen consigo estas dificultades. Y de
nuevo, mantener la serenidad, fortalecer tu equipo de trabajo, sin gritos, sin
amenazas, sin salirte de tus casillas, son herramientas que te pueden ayudar a
sobrevivir los retos.
Querido
Juan:
Nuestro
país nos ha hecho creer que los cargos públicos son útiles para ganar apoyos y
respaldos. Esto es una práctica lamentable porque a veces quedamos bien con
algunos pero sacrificamos procesos institucionales. Las mejores personas,
quienes mejor desempeñan su trabajo, a veces no están afiliadas a una
organización específica o cuentan con las referencias de activistas
tradicionales. Pueden existir muchas personas interesadas, sean o no LGBTI,
para desempeñar esas funciones y por eso requerimos concursos públicos, por
méritos
que nos permitan exigir cuentas sobre unos términos de referencia claros y
públicos.
Estas
personas pueden devolverle el misticismo a los Centros de Atención Integral a
la Diversidad Sexual, en especial al de Teusaquillo, para que se parezca más al
de Chapinero. Entiendo que se haya celebrado el primer aniversario de este,
pero ignorar la historia y los aprendizajes de los casi 7 años que estuvo en
Chapinero.
Uno
de esos aprendizajes, fue que tener abogados permanentes era muy importante por
el tipo de solicitudes de servicio jurídico de personas LGBTI. Entiendo que por
misionalidad no te corresponde asignarlos, pero el nombrado acuerdo
interadministrativo con Secretaría de Gobierno urge!
El
enfoque de derechos humanos que rige la política pública tiene que
materializarse, y para ello debemos redoblar esfuerzos en que la lucha contra
la impunidad en que se encuentran múltiples violencias cometidas por
funcionarios y funcionarias públicos y públicas, así como por particulares,
debe ser una prioridad.
En
este sentido necesitamos pensar en acciones que tengan más impacto que las ferias
locales, o eventos artísticos, que si bien son muy importantes, necesitan ser
acompañados de otras acciones estratégicas de reivindicación de derechos
humanos y dignificación.
Querido
Juan:
Te
reitero que mi interés no es criticar de manera destructiva. Mi interés es
aportar de una manera crítica y reflexiva sobre la forma como se está
desarrollando el actuar de la Subdirección y que mediante un diálogo abierto,
sincero, transparente, podamos fortalecer tu actuar en la dirección y que nos
beneficiemos todos y todas, lo cual dejo claro no es una solicitud de contrato
o vinculación laboral alguna contigo o la Subdirección.
Te
reitero la importancia de que te rodees de personas con un actuar técnico,
ético y laboral de las más altas dignidades y que no den la impresión de estar
cerca de ti para hacer política partidista o mover intereses que no son del
todo transparentes o que si lo son, logran ocultarlo muy bien.
Recibe
mis más sinceros saludos afectuosos y te reitero mi apertura al diálogo.
Jorge
Parra Oviedo
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